Siempre, desde que eramos unos niños, nos han dicho que tenemos que ser directos e ir con la verdad por delante, pero también han tratado de hacernos entender que a veces las verdades duelen, que tenemos que ser sinceros, pero debemos ser cautelosos con la forma en que digamos las cosas porque no sabemos como se lo van a tomar las demás personas.
Por mucho que nos cueste reprimir todo lo que queremos gritar a los cuatro vientos, por el simple hecho de que nos quedemos mas a gusto, sabiendo que hemos sido sinceros, no podemos ni debemos hacerlo porque no esta bien herir a la gente.
Porque esto seguro que todo el mundo alguna vez lo ha hecho, incluyéndome a mi, , y creemos que por decir lo que realmente pensamos de una persona, de una determinada situación, de lo que sea; creemos que así, soltándolo todo, nos quedamos mejor y con el alma tranquila, pero poneros en su situación porque alguna vez también os lo habrán hecho, os habrán comentado algo que habéis hecho mal o simplemente algo sobre vuestra personalidad que os ha sentado mal porque no era ni el lugar ni el momento más preciso para que os lo hubieran comentado. Y a mi sinceramente, me parece que es peor que nosotros lo hagamos, a que nos lo hagan a nosotros.
Pero luego vienen los quebraderos de cabeza, lamentándonos porque nos hemos comportado así, diciendo lo que pensamos, diciendo nuestra verdad a una persona sin previamente haber imaginado tan sólo por un momento ¿que reacción provocará en esa persona?, ¿cómo se lo tomará?,si bien o mal; ¿qué consecuencias traerá?
Sobretodo, debemos pensar siempre primero en los demás antes que en nosotros mismos.
A veces hay que pensar dos veces en lo que vamos a decir, y si creemos que podemos hacer daño, es mejor callarnos porque podríamos perder a esa persona para siempre...
puff, la verdad esque tienes razón, pero a veces es tan difícil contenerse...
ResponderEliminaraun así, me aplicaré el consejo:)